domingo, 14 de marzo de 2010

Las Bienaventuranzas

En Mateo 5.1-12 y en Lucas 6.20-26, se nos narra la enseñanza de Jesús conocida como el Sermón de la montaña o bienaventuranzas. Estos dos pasajes de los Evangelios, especialmente en el de San Mateo, son de los más conocidos del Nuevo Testamento, aunque su significado, como veremos, es mucho más amplio y profundo de lo que en un principio podemos pensar.

"Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a Él sus discípulos."

Esta enseñanza no las limita a sus doce apóstoles, sino como vemos, mucha gente de Galilea, Jerusalén e incluso del otro lado del Jordán, habían venido a Él para escucharle. También tenemos que señalar que este pasaje transcurre fuera de todo templo e edificio humano, en un monte, al aire libre, dándonos a entender la libertad y relación directa con Dios fuera de toda religión o institución.

"Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

Bienaventurados los pobres en Espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos".

Los pobres de Espíritu son los que buscan a Dios y no creen que su inteligencia, su mente, les lleve al conocimiento de Dios. Son pobres, pues están necesitados del Perdón y Misericordia de Dios. Una vez que ellos conozcan a Dios sus bienes tanto espirituales como materiales, considerarán, acertadamente, que son por Gracia de Dios y que a Él le pertenecen y en nada merecidos por ellos, por eso son pobres, porque nada poseen sino que lo suyo es de Dios. El Señor los bendice diciendo que de ellos es el reino de los cielos, significando que alcanzarán la Salvación y la Vida Eterna si perseveran en el Camino del Señor.

"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación"

Los que lloran son los que están tristes porque no han conocido al Señor y lo andan buscando. Recibirán consolación porque se presentará a ellos y los tomará como hijos suyos.

"Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad"

Son los que no se rebelan contra Dios, tienen paciencia y esperan siempre en el Señor, a pesar de las desgracias que ocurren en el mundo: muertes de personas queridas, desastres naturales, enfermedades, injurias, etc., pues el Señor mirará en sus corazones y bendecirá enormemente haciéndoles superar en este mundo todo lo malo que han pasado y, en la otra vida, recibiéndolos como parte de su pueblo, es decir, recibiendo la tierra por heredad, la tierra prometida.

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados"

No se refiere a la justicia del mundo, sino a la de Dios, porque Dios es el único Justo y Misericordioso, que mira en los corazones de las personas que le temen y que ansían que venga su reino, su juicio, en el que librará al mundo del maligno, creando un nuevo orden basado en el Amor y conocimiento de Dios, por eso serán saciados, porque su reino va a llegar.

"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"

Son los que se compadecen de los que no han conocido al Señor y les llevan Su mensaje de Salvación para compartir con ellos Su Palabra, tal y como nos dijo el Señor en su Mandamiento Nuevo: "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22.39). A su vez la recompensa a recibir por parte del Señor es su Misericordia, su inmenso Amor y salvación.

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios"

Las personas de limpio corazón son las que no tienen mancha, pues han sido limpiadas por la Sangre de Cristo en la Cruz de sus errores y pecados, es decir, el Nuevo Pacto que ha instituido Dios con los hombres: "Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados" (Mateo 26.28). Este pacto significa que: todo hombre que acepte que Jesucristo es el Dios verdadero que ha dado su vida y ha resucitado para salvarnos del pecado, y no niegue ni añade ni quite nada de Su Palabra y se entregue en cuerpo y alma a nuestro Señor, se convierte en Hijo de Dios y heredero del Reino.

"Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios"

Aquí el Señor quiere hacernos llegar el sentido de su Paz, no la paz que podemos encontrar en el mundo (fin de la violencia) "No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino espada" (Mateo 10.34) sino una paz basada en la Justicia, Amor y Misericordia de Dios, en la que nuestro Rey es el Señor Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores y Rey de Paz "La cual á su tiempo mostrará el Bienaventurado y solo Poderoso, Rey de reyes, y Señor de señores" (1ª de Timoteo 6.15) "Al cual asimismo dio Abraham los diezmos de todo, primeramente él se interpreta Rey de justicia; y luego también Rey de Salem, que es, Rey de paz" (Hebreos 7.2). La Paz se firma o se produce cuando ha terminado un período de guerra o lucha. Precisamente, nosotros luchábamos contra el mismo Dios, pues, sin saberlo, en nuestra buena fe de agradarle, no hacíamos lo que Él nos pedía, el nacer de nuevo. Tampoco estábamos en Paz si conscientemente pecábamos y si pusimos en olvido a Dios en nuestras vidas. En ese estado, lo que teníamos era una paz con Satanás, pues estábamos bajo su dominio. Ahora, cuando es Cristo el que reina en nuestras vidas, si disfrutamos de esa Paz, aunque ahora con el que estamos en guerra continua es con Satanás que intenta recuperar sus antiguos dominios.

"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la Justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros."

Aquí habla de las persecuciones, tanto por defender la Justicia (divina) como por dar a conocer al mundo la palabra del Señor y dar testimonio al mundo de Él. Pero ¿qué es persecución?, hay una doble vertiente física y espiritual; físicamente fueron perseguidos los primeros cristianos a los que encerraron en cárceles y martirizaron hasta la muerte y espiritualmente los somos todos a los que nos ridiculizan y toman por locos y sectarios, mintiendo, puesto que no conocen la palabra de Dios, y aún conociéndola aman la mentira en vez de la Verdad. "y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; más el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Bástele al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Belcebú, ¿cuánto más a los de su casa?" (Mateo 10.22-25).

Y en Lucas 6.24-26 continúa las bienaventuranzas, pero esta vez contraponiéndolas a los ricos de corazón, los que no tienen hambre, los que ríen y los que son bien vistos por la sociedad cuando predican, ya que eso lo hacen con los falsos profetas, y sobre ellos caerá la Justicia del Señor:

"Mas ¡ay de vosotros, ricos! Porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! Porque tendréis hambre. ¡ay de vosotros, los que ahora reís! Porque lamentaréis y llorareis. ¡ay de vosotros, cuando todos los hombres hable bien de vosotros! Porque así hacían sus padres con los falsos profetas"